Moda con memoria: el desfile de Elena Rubio que conecta arte, ética y emoción en Art Festival
El espectáculo fue un canto a la creatividad consciente, al arte que no olvida su entorno. La puesta en escena, envolvente y sensorial, permitió que el público se sintiera parte del viaje. Muchos asistentes comentaron sentirse conectados no solo con la belleza de las prendas, sino con la filosofía de fondo: una moda que no explota, que cuida, que respeta y que deja espacio para la imaginación.
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En el marco del Art Festival, la diseñadora y pintora Elena Rubio volvió a deslumbrar al público con un desfile que fue mucho más que una simple presentación de moda: fue un manifiesto artístico y ético. Bajo su firma Eggoo, Rubio propuso una colección profundamente personal, donde confluyen la estética japonesa, la energía subterránea de la cultura underground y la inmensidad del mar, todo enmarcado dentro de una visión firme y comprometida con la sostenibilidad y el reciclaje.
Elena Rubio no es una diseñadora convencional. Su universo creativo nace del lienzo, de sus obras pictóricas, y se traslada con naturalidad al tejido. De esta forma, sus estampados no son el resultado de algoritmos ni de herramientas digitales, sino que provienen de sus cuadros: trazos íntimos, llenos de emociones y simbolismos, que convierten cada prenda en una pieza de arte viva. En un mundo donde la inteligencia artificial comienza a uniformar el diseño, Elena defiende con firmeza la autenticidad y la huella humana en cada una de sus creaciones.
Moda con conciencia
La colección presentada en Art Festival no solo destacó por su estética envolvente, sino por el mensaje que transmitió. Cada tejido elegido responde a un criterio ético: provienen del reciclaje o son susceptibles de reintegrarse en la cadena circular. Para Rubio, la sostenibilidad no es una tendencia, es una actitud vital, una responsabilidad compartida. “No vivimos en un planeta con recursos infinitos. La sostenibilidad no es una opción, es el único camino”, afirma con convicción".
Influencias que trascienden fronteras
Esta colección traza un puente entre culturas. Las siluetas y estructuras hacen guiños al kimono tradicional japonés, mientras que los tonos azul profundo, blanco espuma, coral y negro evocan las profundidades del océano. La paleta de color se enriquece con toques neón y pinceladas de oro y tinta china, recordando tanto a la estética callejera del underground como a la delicadeza de una acuarela japonesa.
Los tejidos empleados, entre los que destacan el algodón reciclado, sedas reutilizadas, tules reestructurados y denim transformado, conviven con texturas que recuerdan a redes de pesca y elementos marinos. Cada look parecía flotar sobre la pasarela, como si emergiera desde un universo onírico que combina la nostalgia de la naturaleza con la rebeldía urbana.
Un desfile que despierta conciencia
El espectáculo fue un canto a la creatividad consciente, al arte que no olvida su entorno. La puesta en escena, envolvente y sensorial, permitió que el público se sintiera parte del viaje. Muchos asistentes comentaron sentirse conectados no solo con la belleza de las prendas, sino con la filosofía de fondo: una moda que no explota, que cuida, que respeta y que deja espacio para la imaginación.
Elena Rubio nos recuerda que aún es posible crear desde lo más profundo del ser, con respeto al planeta y al alma. Su colección no solo viste, sino que emociona. Y en un sector donde a veces prima lo efímero, su propuesta perdura.





















































